El caqui

Caqui puede no ser el nombre más glamoroso para una fruta pero su nombre científico, Diospyros kaki, significa “fruta del fuego divino”, nada que envidiarle a la manzana.

Esta fruta olvidada merece un lugar en la cocina al igual que sus compañeras otoñales más populares.

Se trata de una baya tropical de la familia de las Ebenáceas, y proviene del árbol del palosanto el cual se originó en China y en Japón en el siglo VIII.

Tiene un color anaranjado rojizo que recuerda al tomate, y una pulpa dulce y gelatinosa. Debido a la presencia de tanino, puede resultar a su vez muy áspera y astringente, por lo que debe estar completamente madura para poder consumirse de forma fresca.

Para reducir la astringencia luego de ser recolectadas pueden pasar por un proceso de sobremaduración, en el cual se unta a la fruta con alguna bebida alcohólica fuerte como el coñac. De esta forma, basta con cortarlo horizontalmente y comerlo con cuchara.

Les dejamos algunas ideas:

Canapé de pan con rodajas de caqui, pera, brotes de espinaca y mozzarella fresca.

Ensalada de hojas verdes con caqui, granada, nueces y queso parmesano.

Pollo con salsa cremosa de kaki.

Torta de caqui con masa de hojaldre y glaseado de frutos rojos.

Cuando está maduro y ligeramente firme, puede devorarse al natural o ser cortado en gajos e incluirlo en diversas comidas, ya sea fresco o cocido.

Su sabor y consistencia también resultan estupendos para la elaboración de compotas, dulces y mermeladas.

Ustedes… ¿Se animan a incluirlo?

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