Hace unos 400 años, las zanahorias eran blancas, amarillas y violetas, algunas incluso llegaban a ser prácticamente negras.
Estas hortalizas fueron violetas durante la mayor parte de su historia, que comenzó en Afganistán y Turquía hace más de 4.500 años. Por aquella época solían tener un sabor muy amargo, pero sus hojas y semillas tenían un muy buen aroma. Por eso, con el paso de los años, el cultivo de estas hortalizas se extendió al resto del mundo.
A diferencia de lo que se creía, los holandeses no crearon la variedad naranja a partir de un cruce entre zanahorias blancas y violetas sino que descienden de un tipo de zanahoria amarilla que crecía en la Península Ibérica.
Los campesinos holandeses prefirieron cultivar estas hortalizas de tonos anaranjados al resto de las variedades. ¿Para qué cultivar zanahorias de otro color si el naranja representaba el orgullo nacional?
Y así, como Holanda era el principal productor y exportador de zanahorias, las zanahorias naranjas fueron conquistando el mundo hasta llegar a nuestra heladera.