El pomelo es una baya de origen subtropical, deliciosa, jugosa y cítrica, muy consumida y cultivada en Estados Unidos, México, Argentina, Uruguay, Paraguay e Israel.
Se trata de un híbrido natural entre la pampelmusa y la naranja dulce, que se originó en las plantaciones del mar Caribe alrededor del siglo XVII.
Proviene de un árbol perennifolio (Citrus × paradisi), de 5 a 6 metros de altura, con ramas espinosas y flores dioicas que pueden ser blancas o violetas. El fruto tiene una pulpa de un color rojo muy intenso, y está cubierto por una cáscara con glándulas aromáticas, que desprenden el suave aroma propio del pomelo.
No es una fruta tan hegemónica como la naranja, pero al igual que ésta, es una fuente razonable de vitamina C y una opción original para un desayuno saludable.
-
Beneficios
- Aporta vitamina C, la cual participa en una multitud de funciones del cuerpo como la absorción del hierro, la protección del sistema inmunitario, el cuidado de los vasos sanguíneos y el desarrollo de las neuronas, entre otras.
- Aporta flavonoides: este nutriente fortalece el corazón ya que ayuda a mejorar la circulación y potenciar el músculo cardiaco.
- Aporta betacarotenos, pigmentos que protegen a nuestra visión ante enfermedades degenerativas.
- Aporta ácido fólico, el cual interviene en la producción de glóbulos blancos y anticuerpos, aumentando las defensas del organismo.
Les dejamos algunas ideas:
Los pomelos deben conservarse a temperaturas entre 10 y 15 °C. En esas condiciones, la vida en postcosecha puede prolongarse durante 6 a 8 semanas. No se recomienda exponerlos a temperaturas inferiores ya que eso puede generar daño por frío y pérdida de la jugosidad que los hace tan ricos.
El pomelo se consume sobre todo fresco, pero se puede preparar horneado como aperitivo o en almíbar como postre. También puede usarse para hacer jugos, mermeladas, vinagre y hasta vino!
A ustedes, ¿cómo les gusta?