El sueño de todo escritor es llegar a numerosas ediciones de sus libros, que su libro sea infaltable en las bibliotecas y sea traducido a varios idiomas.
Pero cuando Petrona Carrizo publicó su libro por primera vez en 1933 no tenía esas aspiraciones, tampoco sabía que su biblia de la cocina argentina se iba a convertir en un clásico nacional. A la fecha “El libro de Doña Petrona” tiene más de 120 ediciones y se ha traducido incluso hasta al ruso. Todos en algún punto jugando en la cocina de nuestras abuelas o madres hemos ojeado el libro o la hemos escuchado nombrar, es sin duda una presencia central en la historia de nuestra cocina casera.
Nació en Santiago del Estero en 1898 y su primera maestra de cocina fue su madre quién insistió que aprendiera a cocinar porque era necesario para conquistar hombres. Petrona lo hizo y se casó con Oscar Gandulfo en 1923 con quién migró en busca de un futuro mejor a la Capital.
Petrona llegó a Buenos Aires en 1928 y buscando trabajo comenzó a cocinar en demostraciones públicas de las novedosas cocinas a gas de la Compañía Primitiva del Gas. Es que acostumbradas a las cocinas de leña y carbón las amas de casa argentinas se resistían al cambio. Petrona fue un éxito no solo por sus recetas sino por su facilidad para explicar y su simpatía. Luego de terminar sus demostraciones las asistentes se acercaban para pedirle recetas y consejos culinarios. Este fue el puntapié para la publicación de su libro, que financió ella misma.
El éxito la llevó primero a la radio y a la televisión luego, acompañando el progreso de los medios de comunicación en nuestro país. Fue un ícono de la cocina casera, de la organización del hogar y de la mujer argentina del siglo XX. Falleció en Buenos Aires a los 95 años en 1992 y hoy continúa habitando bibliotecas y cocinas en ediciones antiguas atesoradas por abuelas que heredamos los nietos que amamos la cocina.